En el corazón del Pirineo aragonés, Biescas se erige como un símbolo de resiliencia y adaptación, reflejados en la Feria de Otoño, un evento que a lo largo de 31 ediciones ha sabido evolucionar sin perder sus raíces. Desde su origen en el siglo XVII, esta cita anual ha transitado por el tiempo con una habilidad única para mantener viva su esencia mientras se adapta a los nuevos paradigmas de nuestra sociedad.
Durante la conferencia inaugural del Ciclo sobre las Ferias Aragonesas, organizada por la Academia Aragonesa de Gastronomía en el Aula Cultural de El Corte Inglés, el académico Javier García Antón trazó un recorrido por la rica historia de la Feria de Biescas. Desde su concesión como mercado ganadero en 1633 hasta convertirse en lo que hoy conocemos como un espacio multifuncional que combina tradición, innovación y hospitalidad, la Feria de Otoño se ha consolidado como un evento esencial en la vida cultural y económica de Aragón.
Según el académico, esta feria no es solo un evento comercial, sino también un punto de encuentro que refleja los valores de comunidad y autenticidad que tanto se buscan en estos tiempos. Con más de 100 espacios dedicados a la exposición agroalimentaria, la feria ofrece una variedad que incluye quesos artesanales, embutidos y trufas, además de demostraciones culinarias de chefs de renombre como Diego Herrero y Jorge Zanuy. El certamen del Mejor Queso de Aragón, organizado bajo la batuta del académico y secretario de la Academia, Juan Barbacil, resalta el papel de Biescas como referente en el panorama quesero nacional.
Más allá del plano gastronómico, la Feria de Otoño se ha transformado en un auténtico festival de sensaciones. Música, teatro, talleres y exhibiciones de oficios tradicionales, como el de las hilanderas, llenan las calles de la localidad con un ambiente festivo que atrae a miles de visitantes cada año. Figuras como Los Titiriteros de Binéfar o la Ronda de Boltaña aportan un toque de magia a un evento que pone tanto énfasis en el ocio como en el negocio.
En palabras de García Antón, “Biescas es un paradigma de lo que significa un modelo de éxito en la comunidad aragonesa”. Esta feria, que ha superado desafíos históricos como la mecanización agrícola o el estigma de ser desplazada por el turismo, es un ejemplo de cómo la tradición puede reinventarse sin perder su autenticidad.
Hoy en día, la Feria de Otoño es mucho más que un evento local: es una plataforma que impulsa la economía regional y una celebración de la identidad aragonesa. Su espíritu se sostiene sobre cuatro pilares fundamentales: la visión de los organizadores, el compromiso de los productores, la calidad de los expositores y la participación entusiasta del público.
Así, Biescas se convierte cada otoño en un escenario donde la gastronomía, la cultura y la hospitalidad alcanzan su máxima expresión. En sus calles, los visitantes encuentran mucho más que un buen bocado o un queso premiado: descubren el alma de un pueblo que ha sabido convertir su historia en un presente lleno de vitalidad. La Feria de Otoño es, sin duda, un ejemplo vivo de cómo lo local puede trascender fronteras y convertirse en un modelo de éxito único en nuestra comunidad.