Durante los cursos 2007-2008 y 2008-2009, la Academia Aragonesa de Gastronomía en colaboración con el Ámbito Cultural de “El Corte Inglés” ha desarrollados dos ciclos de conferencias sobre distintos temas relacionados con la gastronomía de la Comunidad, ambos con una extensión de ocho conferencias de periodicidad mensual El primero de ellos estuvo dedicado a “La gastronomía representativa de las distintas épocas del año”.
El tema general del segundo ciclo estuvo dedicado a “Productos gastronómicos escasos en Aragón”.
Nuestro partenaire ha mostrado interés por continuar un año más la exposición de estos temas gastronómicos. La Academia considera que la aportación organizativa de El Corte Inglés ha sido ejemplar y la notable asistencia de público permite presumir que los temas desarrollados han captado el interés de los asistentes.
Así pues ya se ha iniciado un nuevo ciclo que bajo el título “Platos de fiesta” recogerá diferentes platos y recetas que coinciden con las distintas fiestas y sus tradiciones gastronómicas.
El académico José-María Pisa disertó sobre la cocina y la gastronomía de las fiestas del mes de Noviembre, muy en particular sobre las que se relacionan con las fiestas de Todos los Santos y del Día de Difuntos, en el contexto del cambio estacional, tras la iniciación del Otoño. No hacemos sacrificios humanos como los aztecas, pero comemos “huesos de santo”, “orejones”, “brazo de gitano”: ¿por qué?.
Estuvo acompañado por la empresaria Sura Ascaso que intervino en primer lugar haciendo una introducción y explicación del recorrido familiar repostero-pastelero de la familia Ascaso.
Las próximas charlas serán las siguientes:
1. 18 DE NOVIEMBRE:
a. Tema: El capón de Navidad: de la abstinencia a la fiesta.
b. Académico encargado de dar la charla: Agustín Castejón.
La comida con motivo de la Navidad ha sido y continúa siendo importante. Sabemos que en estos días se han celebrado siempre las más notables comidas del año, incluidas las clases populares, que no podían permitirse dispendios especiales en comidas o cenas y solamente los hacían en fechas muy determinadas. Por tratarse de la víspera de la fecha del nacimiento de Jesús, la Iglesia tenía establecido el día 24 en toda la cristiandad la llamada Vigilia de Navidad, con ayuno y abstinencia de carne, una vigilia que fue respetada en el mundo cristiano. Se conocen lugares en los que esta cena se hacía después de la Misa del Gallo, para poder consumir carne y no incumplir la abstinencia impuesta por la vigilia. Igualmente, existe tradición de que el consumo de gallos capones se popularizó para la vigilia de Navidad, a raíz de que el Sínodo de Aquisgrán estableció que el capón no rompía la abstinencia a la que se estaba obligado.
2. 16 de DICIEMBRE:
a. Tema: Los roscones de invierno: de santos y reyes.
b. Académico encargado de dar la charla: Juan Barbacil
Este dulce, uno de los más antiguos de Navidad, tiene un origen pagano. El Imperio Romano celebraba la llegada del año nuevo el 1 de marzo. Los romanos atendían a las leyes del tiempo, porque al llegar la primavera desbordaban de vida los árboles y las plantas, y la luz aumentaba, lo que hacía creer que comenzaba un nuevo ciclo anual. En aquellos tiempos, desde mediados de diciembre a finales de marzo, se celebraban las fiestas de invierno, durante las cuales Roma celebraba la protección de sus dioses. Años más tarde, la Iglesia cristianizó esas fiestas paganas concediendo protagonismo a la fecha del nacimiento de Cristo al solsticio de invierno. Con motivo de aquellas fiestas se elaboraban unas tortas redondas hechas con higos, dátiles y miel, que se repartían entre plebeyos y esclavos. En su interior se introducía un haba seca y al afortunado al que le tocaba, era nombrado rey de reyes durante un corto periodo de tiempo. Hacia el año 1000 la Iglesia había logrado transformar el espíritu primitivo de la fiesta de tal modo que en diversos lugares de Francia la figura del “rey haba” recaía sobre el niño más pobre de la ciudad. Felipe V importó a España esta tradición del rosco como culminación de las fiestas de Navidad, desprovisto de todo simbolismo y cubierto de frutas escarchadas con alguna sorpresa escondida en su interior. La tradición de comer el Roscón de Reyes se mantiene con fuerza.