Víctor José Guelbenzu Morte, IN MEMORIAM. El pasado 21 de enero de este mismo año, Víctor leía su discurso de ingreso en la Academia Aragonesa de Gastronomía que titulo «Yo, el vino», y que contestó el también académico Juan Cacho Palomar. Discurso atípico pues Víctor ya era académico desde su fundación el 15 de noviembre de 1995 , y además, presidente de la institución desde marzo de 2012 cuando relevó en el cargo a Ángel De Uña. Anteriormente había sido vocal y tesorero. No tenía por tanto, y según los estatutos, obligación de leer discurso, pero siempre pensó que por cortesía y puro deleite debía de hacerlo. Y como no, eligió el vino como inspiración y al académico Cacho para que le respondiese, tanto por su afinidad común por el vino, como por ser compañeros de Universidad. Decía Cacho en su texto de respuesta: » estudió esta carrera (Derecho) aquí en Zaragoza en la Facultad de aquel Campus San Francisco, tan distinto al actual. Allí cursó incluso los cursos de doctorado, lo que le sirvió para poder ser Profesor Ayudante de la Cátedra de Derecho Financiero y Hacienda Pública durante los años 1970-1975, después de haber solicitado voluntariamente la excedencia a la plaza de Técnico de Hacienda de la Diputación Foral de Navarra que había ganado por oposición en 1967. Esa formación académica de Víctor y el ejercicio de la abogacía desde 1970, con dedicación a asuntos de derecho urbanístico, instintivamente la aplica a la hora de tomar decisiones, al exponer sus opiniones, siempre rigurosas y bien fundamentadas…» El 11 de octubre y tras una larga y penosa enfermedad que hemos seguido puntualmente, nos dejó el hombre enérgico y justo, vehemente y cordial a la vez, con gran decisión a la adversidad y siempre con talante independiente en sus decisiones como correspondía a su profesión. Supo dirigir la Academia siguiendo la estela de don Antonio Beltrán en el que permanentemente se fijaba para que la Academia siguiese siendo una institución seria y respetada, atendiendo los compromisos pero siempre desde el ámbito académico y sin traspasar en ningún momento esa frontera. Perteneciente a una respetada familia vinatera desde hace cinco generaciones en su Navarra natal, quedó viudo de Paloma hace dos años, hecho que le produjo una gran tristeza y desazón, y quién sabe si el origen de una tristeza infinita que le ha llevado, finalmente, por el sendero de la libertad final. |